domingo, 3 de abril de 2011

Destino o desgracia...

Era una tarde de lluvia tempestuosa, cuál función principal era motear toda superficie que se encontrara a su alcance y a su vez avivar la proliferación de gasterópodos desafiando a la sabia gravedad.
Nos encontrábamos punto y final a esa tan apreciada y olvidada "hora del té", caía la tarde, el color del cielo se advertía otoñal, el olor refrescaba el alma, el sonido transmitía paz, serenidad, felicidad... eso sí, no transcurriría mucho para que esos sentimientos se tornaran tristeza, valor y AMOR, sobretodo amor.
Salí a despedirme de la compañía, grata compañía, y un sonido agudo y con halo de protección me reclamó. Era una pareja de desarmadas crías felinas, hermosas, pero caladas por esa tarde singular. Me armé de valor, las amparé cubriendo sus necesidades básicas y ahora...., ahora permanezco insomne, sufriendo la espera de su fortuna y esperando que, al alba, sigan vivas.... .

" La naturaleza, sabia y a la vez cruel "